
Aquellos que tienen un hermano mayor mandón y tontico me comprenderan cuando les cuente que llevo dos días intentando caerle bien a Lu. Me hociquea, me pone la pata encima, me gruñe y me evita. Se pensará que es la jefa de la manada sólo por estar más gorda. Pues no. Yo también ladro; de hecho mis primeras palabras fueron en su honor, y gruño y si me fastidian, paso de ella.
Con esta actitud mía de no dejarme amilanar creo que voy ganando su respeto. Ahora empieza a mirarme con otros ojos que no son los del asesinato, y algunas veces se ha preocupado por mi salud.