Aquellos que tienen un hermano mayor mandón y tontico me comprenderan cuando les cuente que llevo dos días intentando caerle bien a Lu. Me hociquea, me pone la pata encima, me gruñe y me evita. Se pensará que es la jefa de la manada sólo por estar más gorda. Pues no. Yo también ladro; de hecho mis primeras palabras fueron en su honor, y gruño y si me fastidian, paso de ella.
Con esta actitud mía de no dejarme amilanar creo que voy ganando su respeto. Ahora empieza a mirarme con otros ojos que no son los del asesinato, y algunas veces se ha preocupado por mi salud.
Hoy hemos decidido visitar el famoso Hospital de Berta en la Sierra de la Alfaguara, famoso lugar de fantasmas y sucesos paranormales. Lo fundó en los años 20 una señora de origen alemán llamada Berta Wihelmi para tratar a enfermos de tuberculosis, pero durante la guerra civil se vió situado entre los fuegos del frente granadino y fue clausurado. Hoy sólo quedan las ruinas. Dicen que espiritus errantes pululan por sus muros, pero no se me han presentado. Incluso hablan de perros fantasmas... yo sólo conozco a Lu, que es una fantasmona culo gordo. Grrr
Me llamo Berta porque he pasado más horas en un hospital que la propia Wihelmi.
De hecho, como estoy huesuda y tiendo a la hipotermia, me han tenido que llevar metida en una mochila hasta los claros de sol.
Cuando se presenta un inconveniente, es necesaria un poco de imaginación.
sábado, 22 de noviembre de 2008
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